La ley de Titius-Bode es una de las grandes y elegantes leyes de la Astrofísica, digna de ser contada. Allá por 1750 los astrónomos europeos buscaban una forma de entender las distancias de los planetas al Sol, ya se habían medido con cierta precisión las distancias al Sol de los planetas conocidos (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno) y se trabaja de buscar un patrón que ayudase a colocarlos y, por qué no, a buscar nuevos vecinos.
En ello estaba Johann Daniel Titius cuando promulgó la ley en 1766, atribuyéndola a Johann Elert Bode, de ahí el nombre de la ley Titius-Bode.