He decidido alterar el orden de publicación que tenía previsto debido a una noticia que he leído esta semana. Según publicó la nasa en su web el pasado 23 de junio, el Rover marciano (o laboratorio con ruedas) Curiosity, detectó un pico de metano en sus mediciones.
El experimento que porta, entre otros, encaminado a buscar vida mediante la detección de compuestos orgánicos, en este caso metano, ha devuelto una lectura poco usual de este gas en la atmósfera marciana.
En la tierra, este compuesto, se genera en su mayor parte por acción de organismos vivos. Dada la tecnología actual la búsqueda de vida en otros planetas (o satélites en lo sucesivo) se hace, ante la imposibilidad de mandar sondas a todas las rocas espaciales que conocemos a buscar cualquier bicho entre pulga y elefante, mediante el análisis de sus atmósferas y de los gases que contienen. Este análisis se puede hacer a distancia, sin mandar sondas (ya hablaremos de eso) o, como este caso, mediante el Rover.