Esta Semana Santa pensaba tomarme un descanso y no publicar en el blog, pero la actualidad siempre nos arrolla. Llevo unos días leyendo artículos desde varias fuentes en los que se refleja una queja de Roscosmos (la agencia espacial rusa) sobre la orden emitida por míster Trump, que es la que me ha sacado de un tortazo de mis vacaciones.
En resumen, para introducir este artículo, diremos que, como en el salvaje oeste, las tierras son para el primero que llega y Estados Unidos, no quiere perder su trozo de pastel. Hasta aquí todo normal, nada que reprochar. Lo malo de todo esto son las formas y quizá las intenciones.
Trump cree que la existencia del “Tratado de la Luna” de 1979, desincentiva a las empresas a invertir en exploración espacial. Lo cierto es que EEUU nunca firmo este tratado, por lo que es como decir que las leyes de consumo de alcohol de los países árabes desincentivan la producción de bourbon en Kentucky… Pero bueno, ya sabemos como se las gastan los estadounidenses a la hora de buscar excusas. Recodad el Maine si no.

Si que es curioso que, además del “Tratado de la Luna”, existe otro tratado, el “Tratado sobre el espacio ultraterrestre” (realmente llamado Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes).
Este tratado tiene más miga, lo han firmado y ratificado la mayoría de potencias espaciales y las tres únicas que pueden poner hombres en el espacio (hoy, únicamente dos China y Rusia). En este tratado, si que se recoge, en su artículo 2, que «el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera».
Pues la visión de salvaje oeste de Trump, afirma que este tratado da “inseguridad» sobre los derechos de uso de los recursos extraterrestres.
Lo que dice la orden de Trump es algo así como “Outer space is a legally and physically unique domain of human activity, and the United States does not view it as a global commons.” Literalmente: “El espacio ultraterrestre es un dominio legal y físicamente único de la actividad humana, y los Estados Unidos no lo consideran un bien común mundial.”

Trump quiere volver a la luna en 2024. Sin financición, no son más que declaraciones políticas. Es dificil elegir entre la inversión en investigación espacial y «virgencita que me quede como estoy» si esto supone la expropiación de la Luna a la humanidad.
Cierto es que no deja de ser una declaración de intenciones, sin la capacidad de explotar estos recursos no es más que un brindis al Sol. Hasta que sí que sea posible. Algún día explotar algunos de esos recursos será la diferencia entre tener energía limpia y barata o no, entre tener superconductores o superbaterías o no. Y da la sensación de que Trump tiene la intención de que esto sea para el primero que llegue y ponga su valla.
También es cierto que en los últimos meses hemos podido ver en las noticias como Cowboy Trump creaba la Fuerza Espacial de los EEUU y recientemente les transferían personal de hasta 7 escuadrones. Ha recibido ya sus primeras “armas”, que son elementos de bloqueo de señales enemigas. El presupuesto estimado de este año para esta fuerza espacial, supera los 15.000.000.000 de dólares. Se acumulan las señales que deberían hacer recelar a la comunidad internacional o llegad oel momento, habrán adquirido ese derecho por incomparecencia de los demás interesados. Salvo la respuesta de Roscosmos, no hemos tenido ni una valoración de las intenciones por parte de organismos internacionales y supranacionales.
No nos toca, desde este blog, decidir si es bueno o no explotar recursos en otros cuerpos celestes o si el modelo económico basado en la extracción cada vez mayor de recursos naturales es el mejor camino para el progreso, pero lo que sí es cierto que existen unos tratados internacionales para asegurar el acceso consensuado de la humanidad a estos recursos, tratados, que como en otras ocasiones, los vaqueros del salvaje oeste, cumplen o no a su voluntad y beneficio.
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